Vamos a volver a las 13:55h
- Alberto Espinosa
- Dec 4, 2024
- 2 min read

Vamos a despertar para ver otro domingo caluroso de verano, vamos a desayunar leche con galletas o magdalenas o cereales o a lo mejor churros, vamos a leer los periódicos, sobre todo los titulares del AS y del Marca, vamos a mirar un rato la tele, vamos a ir a la piscina, vamos a nadar, a jugar, a disfrutar de ser casi niños, a mojar a los mayores, a reírnos, a ser regañados.
Vamos a sentir que hay cosas importantes que impiden la diversión infinita, vamos a aprender que hay cotas, que hay horarios, que hay que tomar decisiones, que hay que escribir puntos y finales. Vamos a secarnos y vamos a volver a casa para ver la salida de Fernando Alonso, vamos a contener la respiración durante los segundos que tarda el piloto de azul en llegar a la primera curva, en pasar la primera curva, en salir de la primera curva, ojalá intacto, ojalá con el coche entero y completo, ojalá en condiciones de subirse al podio dentro de una hora. Vamos a comer mirando la tele y vamos a pedir silencio en la mesa para oír bien a Lobato, Serrano, De la Rosa y los ruidos de la Fórmula 1, vamos a comer quizá paella o quizá sardinas o a lo mejor pizza. Vamos a ver ganar a Fernando y vamos a soñar con pilotar uno de esos coches, vamos a emocionarnos un poco con un deporte que nos era ajeno y vamos a enamorarnos entre las 13:55h y las 15:30h de otro domingo caluroso de verano que recordaremos siempre.
Más o menos así era un domingo cualquiera de un agosto cualquiera de hace quince o veinte años en casa con mis primos. Y más o menos así volvió a ser un domingo esta semana, pero ahora en marzo y sin piscina ni calor ni juventud, pero con Alonso vestido de verde, pero con sus cuarenta y dos años en el lomo y treinta y cuatro en el mío, pero por fin estrenando temporada en el podio. Otra vez. Como antes. Como cuando fuimos niños.
Hay vínculos de la infancia que no se pueden romper. Quizá desgastarse, soltar alguna fibra, amenazar con disolverse, pero jamás desaparecer. El domingo Fernando Alonso llegó en tercer lugar a la meta de Sakhir y confirmó lo que parecía un secreto a voces: este año puede que, este año a lo mejor sí, este año quizá. Pero además de certificar que tiene un coche con el que desarrollar su talento y optar a las victorias, el domingo Fernando Alonso nos hizo sentir de nuevo como los críos que se enamoraron de la Fórmula 1, que podían despertarse tarde, que miraban la tele un rato porque sí, pasando canales con el mando porque sí, que desayunaban leche con galletas o cereales o magdalenas o quizá churros sin preocuparse por manchar o limpiar, que se pensaban invencibles, cumplidores de sueños, con licencia aún para creer, que jugaban libres pero siempre, siempre, siempre hasta las 13:55h, cuando comenzaba la carrera de Fórmula 1 y Alonso se montaba en el coche.
Comments