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Aceptar el infortunio

  • Writer: Alberto Espinosa
    Alberto Espinosa
  • Dec 4, 2024
  • 3 min read

Matos juega en el Burgos y hace unos días, durante el partido de pretemporada que enfrentó a su equipo y al Alavés, lesionó de gravedad al argentino Giuliano Simeone, futbolista que se encuentra cedido en el cuadro vasco pero que pertenece al Atlético de Madrid, donde su padre, Diego Simeone, es entrenador.


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Giuliano corría por la banda derecha con el balón cuando Matos, por detrás, realizó una entrada potencialmente peligrosa que rompió el tobillo del jugador argentino, quien ya no podrá jugar en toda la temporada. Huelga decir que nadie en su sano juicio piensa que la acción fue voluntaria y que la fractura era el objetivo del jugador local: quienes hemos jugado al fútbol y quienes hemos visto mucho sabemos que provocar una lesión de tanta gravedad es difícil aun teniendo intención, por lo que partir un hueso o un ligamento atiende más a la mala suerte. La tuvo Matos, que se excedió en su desempeño defensivo, y sobre todo la tuvo Simeone, quien verá la 2023/24 desde el sofá. Lamentablemente, no todo el mundo está en su sano juicio.


Desde el partido han sucedido demasiadas cosas. Comunicados, disculpas públicas y privadas, acoso en redes, lapidación, señalamiento, amarillismo. Ya no vale con pedir perdón en privado, en interesarte por el lesionado, en hacerle sentir algo más reconfortado. Ahora es necesario, para paliar un poco el apedreamiento público, publicar un mensaje en redes sociales aclarando que la intención no era partirle el tobillo al rival por cuatro sitios, sino frenar la jugada, hacerle falta quizá, robarle el balón, protagonizar un lance (duro) del juego.


A Matos le ha caído mierda para parar seis o siete trenes. Es momento de solidarizarse con el pobre Giuliano, por supuesto, quien no podrá jugar en todo el curso, pero hoy quiero poner la mano sobre el hombro del jugador del Burgos, al que media España futbolera lleva acosando desde que el partido contra el Alavés fue suspendido. Esa media España incluye a muchos aficionados y tuiteros del Atlético de Madrid, que han señalado casi como delincuente a Matos. Incluye al propio Alavés, que difundió un comunicado innecesario exigiendo responsabilidades a la RFEF. Incluye a los medios, que a pesar de contar sólo con imágenes lejanas y poco nítidas, tildaron de salvaje y espeluznante una acción que, si no acaba con la lesión grave de Simeone, se hubiera quedado en poco más que una falta y una tarjeta amarilla (naranja) como las muchas que hay cada jornada.


Hoy peligra la carrera de Giuliano Simeone y por eso es un día triste. Hemos visto caer a demasiados grandes jugadores después de romperse un tobillo o una rodilla como para no temer que el argentino se enfrenta al mayor reto de su vida. Sin embargo, es irresponsable y malintencionado señalar a Matos como un homicida voluntario. La mala suerte se cebó con el argentino, pero tampoco fue benévola con el jugador del Burgos.


Comprendamos que cuando salimos a la calle, cuando nos montamos en el coche o cuando hacemos deporte, siempre corremos el riesgo de sufrir una caída, un accidente, un golpe repentino o un problema de salud que nos cambie la vida para siempre. Aprendamos a vivir con la espada de Damocles encima: somos el resultado de miles de millones de combinaciones fortuitas. ¿A quién culparás cuando la siguiente combinación te sea desfavorable?

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